martes, 29 de diciembre de 2009

El Ministerio del Diaconado - Pr. Rolando Soto (Costa Rica)

Por Rev. Rolando Soto M.

(Pastor en Costa Rica)

1. Saludos. Lectura de 1 Timoteo 3. 8-13. Tema. ORACIÓN.

2. El término ‘diaconado’ viene del griego diakoneo que significa «ejercer el diaconado». Viene de la palabra diakonía, que significa “servicio”. Por lo tanto, un ‘diacono’ es un servidor. También se dice, en femenino, ‘diaconisa’ para referirse a una servidora. Todos estos términos vienen de la raíz griega dioko, que significa «apresurarse en pos» o «perseguir», que manifiesta la actitud diligente y de entrega de quien ejerce el diaconado.

3. En Filp. 1.1, el apóstol Pablo, saluda a los “diáconos” en relación con los “obispos”. Es decir, el apóstol los percibe como dos ministerios muy cercanos, quizás porque un diacono es una persona que desempeña una función de servicio en la iglesia local. Lo mismo hace cuando en 1 Timoteo da enseñanzas sobre estos ministerios, uno al lado del otro. De hecho, en muchas iglesias en el mundo, el diaconado es la primera experiencia de ministerio para quienes han sido llamados al pastorado, sobre todo en aquellas iglesias que son dirigidas por Obispos, es cuando los diáconos son nombrados para que colaboren con el Obispo.

4. Aunque no se les menciona con el nombre de “diáconos”, sin embargo, a aquellos siete varones que eligió la iglesia para servir a las mesas de las viudas no judías, en Jerusalén, según el relato de Hechos 6. 1-7, ellos son considerados diaconos. Ellos fueron Esteban, Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas, Nicolás. En la iglesia de Cencrea, al menos, sabemos que tenía a Febe como diaconisa, quien “había ayudado a muchos” y al mismo Pablo (Ro. 16.1).

5. Es tan importante este ministerio, que la Biblia da instrucciones claras sobre los requisitos que deben tener las personas que son elegidas al diaconado:

a) Personas de buen testimonio, dice Hechos 6.3. Otra versión dice “de buena fama” (NBE), o “de buena reputación” (NVI).

b) Personas llenas del Espíritu (vr.3).

c) Personas llenas de sabiduría (vr.3), se relaciona con la habilidad para hacer la labor.

d) Personas honestas (1 Tim. 3.8) o respetables o con seriedad; no un charlatán e irresponsable.

e) Personas sin doblez (vr.8). Es decir, deben ser personas sinceras, que no sean hipócritas. Que no tengan “doble palabra”. Deben ser personas de una sola palabra.

f) Personas no dadas al vino (vr.8). Es decir, personas que no sean bebedoras, y mucho menos ebrias o adictas al licor.

g) Personas que no sean codiciosas de ganancias deshonestas (vr.8), o de ganancias mal habidas.

h) Personas que guarden la fe con limpia conciencia (vr.9). Es decir, que con buena conciencia guarden las grandes verdades de la fe, en alusión a la importancia de que sean personas con madurez en la fe.

i) Personas que sean maridos de una sola mujer (vr.12). No puede tener más que su propia esposa, evitando así el adulterio. Se pide fidelidad conyugal.

j) Personas que gobiernen bien a sus hijos y su casa (vr.12). El apóstol utiliza el verbo “gobernar”), que literalmente significa «estar de pie ante». Se utiliza para hablar de conducir a los hijos ocupándose de ellos con atención y diligencia. El diácono debe dirigir bien a sus hijos y su casa. No debe descuidar las necesidades de su casa, por ocuparse de las necesidades de la iglesia.

k) En cuanto a las diaconizas, que sean además, no calumniadoras (vr.11). Es decir, que sean respetables y no chismosas.

l) Personas sobrias (vr.11). Es decir, que sean moderadas o juiciosas. Esto significa que las diaconizas deben ser sensatas, y no personas atolondradas, imprudentes o ilógicas.

m) Personas fieles en todo (vr.11). Es decir, y dignas de toda confianza. Personas que sean dignas de fiar en todo.

6. La Biblia indica, además, procedimientos en cuanto a la manera de elegir a los diáconos:

a) En Jerusalén, la congregación buscó (“inspeccionó”, dice NBE) entre ellos a las personas idóneas (Hech. 6. 3). Para esa búsqueda, los apóstoles ponen los criterios: de buen testimonio, llenos del Espíritu y sabiduría.

b) La congregación escogió a siete (los apóstoles no pusieron número), y los presentaron ante los apóstoles (vr.6).

c) Los apóstoles oraron por los siete, y les impusieron las manos (vr.6). De esa manera reciben autoridad espiritual y se manifiesta la sujeción a los apóstoles.

d) El apóstol enseña, luego, que las personas que van a asumir el ministerio del diaconado deben ser “sometidos primero a prueba, y luego, si son irreprochables, podrán ejercer el diaconado” (1 Tim. 3.10).

7. Y, ¿de qué se encargan los diáconos y diaconizas? ¿Cuál es el servicio que cumplen en el Cuerpo de Cristo? Por lo que vemos, en la Biblia, el diaconado se encarga de “servir a las mesas” (Hechos 6.2). ¿Cuáles son esas mesas?

a) La mesa del Señor: El diaconado sirve a la mesa del Señor o sea la Santa Cena. Supreparar la Santa Cena, tal como Jesús lo indicara en Mat. 26.17. labor es la de Aquí los discípulos hicieron la función del diaconado. Siendo que la Santa Cena es un sacramento, la Iglesia ha practicado que también el sacramento del bautismo sea preparado por el diaconado, en una imitación del lavamiento que Jesús hizo en la Cena, aunque aquel fuera un lavado de pies (Jn. 13.14).

b) La mesa de la Iglesia: Era la costumbre de la Iglesia primitiva que antes de la Santa Cena, la congregación organizaba y realizaba una comida fraternal que recordaba cómo Jesús solía compartir la comida con sus seguidores (Lc. 24.30; Jn. 21.9ss.), y que el libro de los Hechos le llama “partimiento del pan” (Hech. 2.42, 46; 20.7), lo cual hacían “el primer día de la semana” (Hech. 20.7), o sea el domingo. Usted puede notar un ejemplo de ello en la primera carta a los Corintios, el capítulo 11. Allí, Pablo exhorta a la iglesia en cuanto a los conflictos que se hacían ya que algunos “se adelantan a tomar su propia cena” (11.21), y dejan a otros con hambre. Ha sido la práctica de la Iglesia que esta tarea de organizar los “ágapes” (comidas fraternales) le corresponda al diaconado.

c) La mesa de los pobres: Por el relato de Hechos 6. 1-7, podemos visualizar como fue que los apóstoles entregaron el servicio de la ayuda a los pobres en manos el diaconado. Recordemos que entre los pobres, la Biblia señala con especial atención las viudas, sobre todo porque las condiciones de éstas –en aquel entonces- eran de suma marginalidad. Para atender a la distribución diaria de alimentos a las viudas, es que los apóstoles asignaron a los diáconos. Así, ellos tenían una responsabilidad administrativa y caritativa. Siendo que Pablo requería que los diáconos fuesen hermanos probados, algunos comentaristas bíblicos consideran que es muy probable que el apóstol se esté refiriendo a un diácono en 2 Cor. 8.22, cuando dice: “Enviamos también con ellos a nuestro hermano, cuya diligencia hemos comprobado repetidas veces en muchas cosas...”. Se trata de un varón que tenía la tarea de recibir y trasladar las ofrendas que se recogieron en las iglesias para los pobres de Jerusalén, llamada por Pablo “la ayuda para los santos” (9.1).

8. Debemos tener en cuenta que varios de los diáconos tuvieron, además, ministerios de la Palabra, como el caso de Esteban (Hech. 6.8; cap. 7) o el caso de Felipe (Hech. 8. 5-8;26,49). En este caso, a Felipe se le llama “el evangelista” (Hech. 21.8), y tenía cuatro hijas que eran profetizas (vr.9).

9. El apóstol Pablo decía que quienes “ejerzan bien el diaconado, ganarán para sí un grado honroso y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús (1 Tim. 3.13). Es una “posición distinguida” la que alcanzan quienes ejercen el ministerio del diaconado, y además se ganan “mucha libertad para hablar de fidelidad cristiana” o para hablar de la fe en Cristo Jesús. De tal modo, que el diácono o la diaconisa también pueden predicar o enseñar.

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